Para un amante de la tecnología resulta irresistible y tremendamente tentador ¿Cómo no comprar el nuevo modelo de Samsung Galaxy o iPhone? Llegan con nuevos sensores, mejor pantalla, mejor cámara y todo un alarde avances que las marcas explican magistralmente en sus elaboradas ‘keynotes’ para que cambiar de móvil sea algo lógico. Maestros del marketing que logran transformar la mejora de un producto en algo absolutamente necesario y perentorio; es la creación de una necesidad que realmente no tenemos. ¿Por qué cambiamos de móvil cada año? No todo el mundo, es cierto, pero se estima que la gran mayoría de los usuarios renueva su móvil cada catorce meses y sin que haya una necesidad real: ni se ha estropeado ni ha dejado de funcionar ágilmente, simplemente ha surgido un modelo más nuevo que ha dejado el nuestro obsoleto.
Y no estamos hablando precisamente de desembolsos menores: cambiar de móvil o Tablet puede requerir un gasto superior a los 600 euros, pero esta ‘trampa’ se extiende a otros productos como televisores, cámaras de fotos e incluso los coches. Si somos estrictos, no debería haber ningún inconveniente en conducir en un coche de hace veinte años si funciona correctamente, y tampoco tendría sentido vender nuestro fiel móvil adquirido hace cinco años o más. Y sin embargo son pocos los que conservan estas reliquias y se niegan a pasar por caja en un gasto que es, a todas luces, innecesario. Los fabricantes conocen esta debilidad del ser humano y juegan hábilmente con ella: presentarse en una reunión con el último modelo de móvil o aparcar un flamante nuevo modelo de coche pueden imprimir un estatus en la persona, y esto no tiene precio. Literalmente.
Marketwatch ha querido poner un poco de sentido común al asunto consultando a diferentes expertos cada cuánto tiempo sería necesario renovar un producto, y atento porque las respuestas llevarán a la sorpresa a más de uno. Empecemos con cambiar de móvil, posiblemente el dispositivo que ya puede considerarse como una extensión de uno mismo ¿es necesario comprar uno cada año? El experto consultado explica que un móvil debería durarnos sin problemas al menos tres años (de hecho, esta cifra se ha elegido porque los fabricantes dejan de dar soporte a los productos a partir de esa fecha; en realidad, durarían más). La mayoría de los problemas que presentan estos equipos provienen de la batería y las caídas, dos factores que pueden repararse sin necesidad de comprar un móvil nuevo.
¿Y en cuanto a los coches? Un coche bien mantenido nos debería durar sin problemas al menos diez años y con un número de kilómetros muy superior al que inicialmente creeríamos (hay bastantes taxistas que han alcanzado el millón de kilómetros en sus vehículos y todavía están operativos). Otro producto que apenas se resiste a la temida obsolescencia programada son los televisores: una TV está preparada para ofrecer hasta 100.000 horas de uso antes de comenzar a perder brillo la imagen, y ahorramos el cálculo: eso son décadas de utilización, algo que evidentemente, no sucede.
Si saltamos a los electrodomésticos, aquí sucede otro tanto de lo mismo: lavadoras, lavavajillas o microondas deberían durar sin problemas los diez años de uso; el problema surge cuando una avería los deja fuera de juego: su reparación parece siempre (tal vez sustituir alguna pieza), pero el técnico nos suelta una frase que cada vez escuchamos con más frecuencia: “para lo que le va a costar el arreglo, mejor comprar uno nuevo”. ¿Y es realmente necesario? El marketing y la propia industria nos arrastran en un bucle del que resulta realmente difícil salir…